La ciudad flotante de la era soviética
En medio del vasto Caspio, surge una isla levantada por manos humanas. Torres de acero, puentes de madera, tuberías oxidadas y edificios de la época soviética se elevan en un rincón que no aparece en los mapas. Bienvenidos a Neft Dashlari.
Todo comenzó en los años 40, cuando Stalin ordenó construir esta plataforma. Al descubrir petróleo bajo el Caspio, decidió explotar esos recursos escondidos.
A unos 55 kilómetros de Bakú, en la costa de Azerbaiyán, yace esta «Roca Petrolífera», conocida en inglés como «Oil Rocks». Es la primera plataforma petrolera marina del mundo, certificada por el Guinness.
Bakú será el escenario de la COP29 la próxima semana.
Una ciudad sobre barcos hundidos En 1920, el ejército rojo ocupó Azerbaiyán, integrándolo a la URSS. Formó parte del bloque soviético hasta octubre de 1991, al borde de su disolución.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la zona fue esencial por su petróleo, que abastecía al frente oriental.
Neft Dashlari fue un proyecto de cinco años impulsado por Stalin, característico de la burocracia soviética. Su construcción comenzó en 1949, tras un exitoso hallazgo de petróleo.
El 7 de noviembre, la plataforma produjo 100 toneladas diarias de petróleo, el primer pozo marino del mundo, según SOCAR, la empresa estatal de Azerbaiyán.
Inicialmente fue una pequeña plataforma con una casa para los trabajadores. A partir de 1951, se convirtió en un “milagro técnico”, como describió Marc Wolfensberger.
Para acelerar su construcción, se hundieron barcos viejos para usar como cimientos. El petrolero Zoroaster, el primero de su tipo, fue uno de ellos, diseñado por Ludvig Nobel.
En 1951, otros seis barcos se hundieron para proteger la isla de las tormentas. Así nació la «Isla de los Siete Barcos».
Con el tiempo, la isla adquirió su nombre actual.
Un lugar para vivir Neft Dashlari creció como una ciudad, extendiéndose sobre el mar en forma de pulpo. Incluye edificios, panadería, tiendas, campo de fútbol, teatro y helipuerto.
Hoy, como cuenta Mirvari Gahramanli, activista por los derechos de los trabajadores petroleros, la isla sigue elevada sobre pilares de metal. Allí, se mantienen edificios residenciales, tiendas, y un pequeño parque.
El primer yacimiento de su especie “Neft Dashlari fue la primera plataforma en mar abierto”, explica Gahramanli. Este sitio, con 12 km de largo y 6 km de ancho, es a veces llamado la octava maravilla del mundo.
En su época de mayor actividad, albergó 5,000 trabajadores. Hoy, unos 3,000 trabajan en turnos de 15 días en el mar y 15 días en tierra.
La plataforma pertenece a SOCAR, responsable de la producción, procesamiento y venta de petróleo y gas en Azerbaiyán.
SOCAR indica que esta isla ha producido casi 180 millones de toneladas de petróleo en 75 años. En 1967, alcanzó un récord anual de 7,6 millones de toneladas.
Hoy, la producción ha disminuido a casi 3,000 toneladas diarias.
Un lento declive La isla vivió su esplendor en los años 60, pero las décadas siguientes, marcadas por crisis de precios y el colapso soviético, trajeron su declive.
Según Der Spiegel, en 2012 solo 45 de sus 300 kilómetros de carreteras eran transitables. Marc Wolfensberger, en su documental Oil Rocks – City Above The Sea, retrató esta decadencia.
“Estas carreteras estaban perfectas cuando era joven”, dice un trabajador desde un traqueteante camión. El plano siguiente muestra estructuras oxidadas y abandonadas.
Cuando le preguntaron sobre el riesgo de hundimiento, Mirvari Gahramanli fue clara: “No hay peligro de hundimiento inminente. Neft Dashlari sigue siendo estratégica para Azerbaiyán”.